Aprendiendo de lactancia: lo que podría haber sido y no fue

Aprendiendo de lactancia: lo que podría haber sido y no fue

 
Mamá amamantando en el parque
 

Lactancia: Nunca sabes todo lo que ignoras

 

Aprendiendo de lactancia: Meses antes de que llegara mi hijo el mayor tomé un curso profiláctico y aunque sabía que no sería suficiente, nunca imaginé realmente la gran cantidad de cosas que ignoraba hasta que día a día se me fueron presentando situaciones con el bebé en brazos.

 

A la distancia, siete años después, creo que hay cosas por las que debería haberme preocupado menos, sin embargo, en ese momento era imposible hacerlo de otra forma, era yo inexperta y me sentía tan vulnerable que casi cualquier tarea, incluso la más mínima, se veía como un gran reto a superar.

Aprendiendo de lactancia: 1er acto

 
Aprendiendo de lactancia: lo que podría haber sido y no fue
 

Amamantar a mi primer hijo fue una experiencia abrumadora, entre el cansancio por el ritmo de cuidado que requieren los recién nacidos y el proceso de establecer la lactancia, a los pocos meses ya era yo una especie de zombi chillón que a la menor provocación derramaba lágrimas, realmente esos primeros meses fueron complicados.

 

Cansada, desgastada, mal dormida, con un cuerpo que parecía que ya no era mío sino sólo el medio para alimentar al bebé, las horas pasaban lentas y tristemente poco disfruté a mi bebé, y es que él lloraba porque tenía hambre y yo entonces lloraba porque, otra vez, había que darle de comer, aquello parecía un ciclo sin fin.

 

Poco tiempo después regresé a la oficina y en aquellos días no existía un lugar especial para la extracción de la leche materna y aunque había intentado practicar unos días antes con un extractor de leche manual en casa yo no encontré el modo para hacerlo, así que sólo lograba darle de comer a mi bebé muy temprano antes de salir corriendo a la oficina y regresaba en la tarde corriendo como loca lo más pronto posible para darle otra toma y seguir con las tomas nocturnas, aquello era una locura.

 

Y sucedió un día, más o menos a los seis meses, que mi hijo daba muestras de ya no querer que lo amamantara y yo pensando que el ya no quería y, además, desgastada por todo el proceso, decidí ya no darle, el ya no lo pidió y yo ya no le ofrecí, y ahí se acabó el tema.

 

Segundo acto: Viéndolo a la distancia

 
Lactancia: Segundo Acto, a la distancia
 

A la distancia, y con la experiencia de mi hijo el menor cuatro años después, creo que las cosas podrían haber sido distintas, creo que me hizo falta saber que los bebés tienen picos de crecimiento y por eso demandan en frecuencia más tomas, que hay momentos en los que parece que ya no quieren pero que si es posible continuar con la lactancia, que con los instrumentos adecuados podría haber hecho mi banco de leche y con eso hubiera extendido el beneficio, etc., etc., etc. Pero él hubiera no existe y sin duda, la falta que hizo un curso de “Aprendiendo de lactancia” 😉 .

 

Lo único que me ha quedado es ser compasiva conmigo misma y aceptar que lo que hice fue lo mejor que pude haber hecho de acuerdo a las condiciones en las que me encontraba y con quien era yo en ese momento, asumir que todo lo que vivimos mi hijo y yo forma parte de esa historia tan única y especial que siempre nos unirá.

 

Y tú ¿cómo has vivido tu lactancia?

 

 
Abrazos sororos

Deborah Buiza.

Tengo 41 años y poquito más de 7 años ejerciendo como mamá sin instructivo de dos pequeños. Mi formación académica en las áreas de ciencias de la comunicación y la psicología me han permitido explorar diferentes campos profesionales como la investigación, capacitación, psicoterapia, conducción de grupos, operación de proyectos sociales, desarrollo organizacional y clima laboral, así como la organización de eventos.

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