El laboratorio doméstico de nuestros pequeños científicos

El laboratorio doméstico de nuestros pequeños científicos: El papel higiénico

 


Si te da flojerita leer todo el texto da clic aquí abajito en “play” y lo leeremos para ti 🙂

 

Hace cuánto no das un concierto de rock con utensilios y batería de cocina?

 

¿Cuándo fue la última vez que hiciste un experimento con los botes de leche vacíos, construiste un castillo de cobijas en la sala o hiciste una momia con papel higiénico?

 

Si bien la cocina y el baño son considerados como los lugares más peligrosos dentro de una casa, y en los que hay más posibilidades de tener un accidente, son los lugares donde se encuentran más cosas para experimentar, son como laboratorios de física y química con infinitas posibilidades.

 

El baño sin duda es un lugar fascinante:   ¡Tanta agua, papel y cositas para jugar!

 

¿Has notado cómo los niños tienen una fascinación por jugar con cosas que no son juguetes, por cosas muy básicas pero que giran, ruedan, que se pueden mover, deshacer, o desbaratar, y que, con sus pequeñas manos e incipientes fuerzas pueden lanzar, jalar, tirar y cambiar de estado?

 

El papel higiénico o de baño, como lo llamamos coloquialmente, tiene estas características, la verdad es que es muy versátil:

 

  • Mojado puede ser una teja para aventar
  • Seco puede ser tapete o cobijita para arropar a los muñecos
  • Alrededor de ellos puede ser un disfraz de momia
  • Aunque sin duda, es fascinante ver correr el papel por el suelo mientras va desenrollándose gradualmente.

 

Con mucha facilidad las pequeñas manos pueden hacer girar y desbaratar el rollo, tal vez si no fuéramos tan deprisa nos daríamos cuenta qué hay algo de divertido en la simplicidad de darle vuelta hacia un lado y luego hacia el otro, ver cómo sale el papel y luego se recoge.

 

Para los pequeños la cantidad es algo en lo que no reparan, y en lo que definitivamente entre más es mejor, por lo que casi todo, incluyendo el papel de baño se gasta como si no hubiera un mañana, por lo que es importante buscar ofertas para encontrar el que ofrezca la mejor relación costo beneficio.

 

¿Quién no se ha encontrado alguna vez con un “caos” en el baño después de que los críos entraron en él?

 

La casa, ese espacio que habitamos y que la cotidianidad nos hace verlo sólo como un lugar en el que estamos, dormimos, comemos y resguardamos nuestras cosas: Para los más pequeños es un gran laboratorio, en el que la experimentación, el aprendizaje y el juego se da a cada pequeño paso.

 

Un enorme laboratorio, una sala de juego al alcance de sus pequeñas manos y grandes inquietudes y aún más grandes curiosidades, donde todo es nuevo, atractivo para ser tocado, probado y experimentado, todo es extraño y fascinante, casi cualquier cosa puede ser un juguete, y la sorpresa, es una constante.

 

Como pequeños científicos exploran cajones que pueden ser vaciados en un instante y en el que después puede uno encontrar los más extraños objetos (yo he encontrado luchadores en los trinchadores o leones de peluches en el refrigerador), utensilios que tienen todos los usos menos para los que fueron pensados o diseñados. Líquidos y sólidos que son derramados, aventados, revueltos de cualquier lugar en el que hayan sido encontrados, sin importar si eran alimento, cosméticos, o cualquier otra sustancia.

 

Finalmente, y en lo que respecta al proceso de enseñarle a las criaturas a utilizar el papel higiénico para limpiarse, eso otro tema.

 

Hay cosas que no nos damos cuenta hasta que alguien nos las hace notar:

 

“Un día la maestra de mis hijos me hizo ver que lo que nosotros hacemos con facilidad: que es llevar nuestros brazos hacia atrás y realizar el movimiento para limpiarnos. a ellos les cuesta más trabajo porque sus brazos aún son pequeños, por lo que habría que tener paciencia no sólo ante el aprendizaje de la “técnica” sino, para esperar a que crezcan físicamente.”

 

Jugar y explorar Explorar y jugar…

 

 

Sin duda, aunque en el momento pueda resultar molesto, esas pequeñas “intervenciones” y “experimentos” nos dan cuenta de cómo están creciendo y explorando el mundo, sería importante preguntarnos, ¿cómo podemos acompañar estos procesos?

 

La supervisión es clave y nuestra guía y acompañamiento indispensable, finalmente lo que buscamos es que en el futuro todos estos experimentos queden únicamente como una anécdota. Un pasaje gracioso más de la vida de nuestros pequeños exploradores.

 

Abrazos sororos

Deborah Buiza.

Tengo 41 años y poquito más de 7 años ejerciendo como mamá sin instructivo de dos pequeños. Mi formación académica en las áreas de ciencias de la comunicación y la psicología me han permitido explorar diferentes campos profesionales como la investigación, capacitación, psicoterapia, conducción de grupos, operación de proyectos sociales, desarrollo organizacional y clima laboral, así como la organización de eventos.

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Sitio web: Generando Bienestar/

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