Carta para mi pequeña con TEA
Cuando supe que venías al mundo me sentí feliz, igual que cuando llegaron tus hermanitas. Las esperé a cada una de ustedes con mucho amor.
Me sentí muy triste y sola cuando naciste, ya que las personas que me atendieron en ese momento no lo hicieron adecuadamente y prolongaron tu nacimiento. Cuando llegaste tuvieron que darte masajes en tu pechito y espalda porque no podías llorar, me preocupé muchísimo.
Después de haber emitido un pequeño llanto, nos presentaron y vi tu hermoso rostro. La paz y tranquilidad vinieron a mi.
Al pasar los días, abriste tus ojitos, fue hermoso ver tu tierna mirada, con una luz única, que me transportó a un mundo diferente de ternura y amor.
Con los días me daba cuenta de que había algo diferente en ti, algo que no había visto en tus hermanitas.
Cuando cumpliste un añito me percaté de algunos detalles, como por ejemplo, que no podías caminar, no dijiste tus primeras palabritas, como: leche, mamá, papá, sopa. Nada de eso que los bebés dicen a esa edad o al menos que con tus hermanitas se había convertido ya en una costumbre.
Me puse triste porque no entendía qué pasaba.
Empecé a investigar los síntomas o características de lo que te notaba en ti y fui entendiendo poco a poco.
En ese momento me dije: “es mi pequeña y sea lo que sea, voy a poder con esto porque soy su mami”. Entonces me senté a platicar con tu papi y él dijo: “no importa el diagnóstico, vamos a poder salir adelante y vamos a hacer hasta lo imposible para que mi niña salga adelante”.
Cuando empezamos a buscar ayuda para poder entender mejor el cambio que estabas teniendo, fue lamentable, duro y cruel el trato de algunas personas al decirme que nunca esperara que hablaras ni una palabra, que no esperara algún dibujo o que fueras a la escuela, que nunca iba a tener algo que fuera “normal” de ti.
Eso me dolió mucho, y no fue por lo que me dijeron, sino por la manera tan cruel que lo hicieron, sin embargo, eso me llenó de fuerzas y tú me inspiraste a no escuchar y enfrentar este gran reto. Pero ¿sabes?, de igual manera en el camino encontramos a verdaderos profesionistas, con verdadero valor humano, que para mi fueron verdaderos ángeles que me enseñaron y explicaron lo que realmente pasaría en nuestras vidas.
Cuando por fin nos dieron tu diagnóstico y el especialista dijo que tu condición se llama “Trastorno del Espectro Autista” fue inexplicable el sentimiento, fue una revolución de sentimientos.
Sentí miedo y lloré, pero después de un silencio respiré profundo y todos esos sentimientos me fortalecieron aún más para seguir adelante sin importar que cada día sea distinto pero a la vez una rutina para no alterarte y acompañarte.
Aprendí entonces que todo sería diferente y que cada día sería un nuevo logro, una nueva experiencia y un nuevo aprendizaje que teníamos que celebrar con gran emoción. Nosotros como familia lo sabemos mejor que nadie porque vivir contigo y ver tus logros y avances ha sido algo muy grande para ti y nosotros.
¿Pero también sabes? Desde ese momento te convertiste en una gran maestra, una gran profesora que nos enseñó a tus hermanitas, abuelos y toda demás familia a conocer y explorar este nuevo mundo que nos estabas enseñando.
Me doy cuenta que gracias a que llegaste a este mundo me has hecho aprender que soy fuerte, que tengo la capacidad de amar de manera tan infinita y lograr lo que sea con mucha paciencia.
Aunque a veces se ve y se siente difícil, el gran amor que me transmite tu mirada me hace fuerte. Me encanta tu pequeño gran mundo donde he aprendido mucho y y sigo aprendiendo a través de tus logros y los grandes avances que me demuestran día a día cuán fuerte eres tú, y eso obvio, nos obliga a estar a tu altura, a ser tan grandes, valientes y fuertes como tú.
No sabes cuanto he disfrutado, llorado y enternecido cuando he escuchado tus primeras palabras: agua, manos, pizza y los números: uno, cinco, tres, seis, siete, ocho y demás. Pero lo que más me ha demostrado cuánto te amamos y cuánto nos quieres tú fueron en especial dos frases: “amo mamá, papá amo” ESO HA HECHO QUE TODO VALGA LA PENA,
No dejas de sorprenderme y enternecerme cuando acercas tu linda carita y esperas un beso mío, o recoges cosas tiradas, veo que con amor, que poco a poco vamos avanzando. Por fin te pude inscribir en la primaria, porque al kínder ya no pudimos por la pandemia.
Sé que este es un nuevo reto que vamos a emprender, un reto más. y un reto más que también vamos a superar, como también algún día que logremos dejar el pañal, ya que, eres una princesa grande, una princesa grande y hermosa que va recorriendo el mundo a su modo, a su ritmo…
Te amo infinitamente mi niña hermosa y sé que vamos a lograrlo con amor, esfuerzo y perseverancia mi adoración, mi pequeña Any Fer 💙