
Menstruación adelantada, cambios hormonales y los tabúes del TEA de los que nadie habla
💌 “Hola Amiga, MomMom guerrera acompañante…
Cuando hablamos del Trastorno del Espectro Autista, siempre escuchamos mucho acerca de la alimentación, terapias y demás tratamientos que debemos atender. Sin embargo, muy pocos médicos, terapeutas o la sociedad misma nos hablan de la posibilidad de alteraciones y cambios hormonales, como el adelanto del ciclo menstrual.
En este artículo
- 1 Cambios hormonales, cosas que pocos dicen dentro de esta romantización y banalización del TEA
- 2 La información, “las noticias”, el sensacionalismo y su papel en este camino llamado TEA
- 3 Ese día fue un infierno: no paré de llorar y torturarme mentalmente.
- 4 La visita al especialista
- 5 Hablemos abiertamente del TEA y dejemos de romantizarlo
- 6 Si hoy lloras en silencio, sintiendo que el mundo pesa demasiado… aquí estoy.
Cambios hormonales, cosas que pocos dicen dentro de esta romantización y banalización del TEA
Algunos dirán que es lógico que una niña que será mujer experimente estos cambios… pero nunca te esperas que llegue a los 7 u 8 años.
En lo que consideramos normal, generalmente nuestras hijas se acercan a nosotras a decirnos cosas como: ‘Mamá, me duele el vientre’ o ‘siento algo diferente en mi vagina’. Con mi nena con TEA no fue así. Mi nena casi no habla, apenas dice unas palabras. Nunca te esperas, como madre, que un día, de la noche a la mañana, mientras le cambias el pañal, te des cuenta de que su menstruación ha iniciado…
Sientes como si un balde de agua helada cayera sobre ti.
La información, “las noticias”, el sensacionalismo y su papel en este camino llamado TEA
Tu mente comienza a pensar de todo: desde que pudo haber sido abusada, que se lastimó o, sobre todo, te llena de odio y miedo pensar quién pudo haber sido. Comienza una desconfianza que no puedes controlar: todos son culpables, incluidos tus familiares más cercanos, como sus propios hermanos y su padre…
En todo este caos, la información juega un papel sumamente importante (que tampoco ayuda), pues existen tantas historias que aseguran que el agresor está en casa, generalmente.
Ese día fue un infierno: no paré de llorar y torturarme mentalmente.
En cuanto llegó mi esposo, lo encaré y, en cierta forma, lo culpé…
Lejos de aceptar la culpa, me arropó y se preocupó junto conmigo. Había que buscar una explicación o una solución… y precisamente a él se le ocurrió recurrir con un especialista. Perdón, en verdad perdón: vivimos en una vorágine de información fatalista que nos invade al grado de buscar culpables antes de detenernos a revisar el origen de las situaciones.
Pues bien, llegamos al especialista con mucho miedo de lo que nos iba a comunicar: la confirmación de nuestros temores y, sobre todo, sobreponernos para evitar transmitir todo el estrés a la niña, que no sabía qué estaba pasando… Un momento lleno de sentimientos encontrados.
La visita al especialista
Pasamos con la especialista y comencé a platicarle todo con lujo de detalles: desde que empecé a cambiar su pañal hasta cómo había percibido su estado de ánimo.
La especialista me escuchó y, muy importante, antes de decir nada, pidió revisar a la niña.
Pasaron algunos segundos y, en verdad, no puedo explicar los sentimientos que se despertaron en mí al ver en el monitor un pequeño óvulo, acompañado con las palabras de la especialista explicándome que lo que estaba sucediendo a mi pequeña era que su organismo ya estaba listo y experimentando cambios hormonales fuertes. Me explicó que su cerebro ya había mandado la orden de que todo estaba listo para iniciar el ciclo menstrual como consecuencia de su condición. Todo a nivel neuronal…
No te voy a mentir, amiga: la verdad, respiré y me calmé. Me di cuenta de que nadie la había lastimado. Sin embargo, ahora tenía un nuevo reto: explicarle a mi pequeña que su cuerpo estaba cambiando, que ahora había que tener nuevas responsabilidades y que teníamos que comunicarnos mejor (no me extenderé en esta parte porque cada madre lo aborda de manera diferente).
Así que, después de tanto pensar y darle tantas vueltas, estamos informadas. Y ahora, cada mes, me toma de la mano y me dice: ‘¿Mami, me sobas aquí?’, dirigiendo mi mano a su vientre.
No me derrumbé ni lo haré. Y como se lo dije a ella: ‘Siempre te cuidaré y estaré al pendiente de lo que necesites, pero requerimos hacer equipo. Necesito que me cuentes todo y que no permitas que nadie te haga sentir incómoda o quiera tocarte. Necesito que seamos muy unidas para que, poco a poco, esto se vaya volviendo normal y sigas transitando hacia convertirte en una mujer como yo’.
Hablemos abiertamente del TEA y dejemos de romantizarlo
Amigas, es necesario que hablemos más de estos temas. Yo me atrevo a escribir estas líneas para ti, amiga, que quizás no sabes que le puede pasar a tu nena con TEA o que, en este momento, lo estás viviendo junto con el infierno que viví yo.
De igual forma, es necesario estar muy, muy pendientes de nuestras peques y no darles más información de la que deben saber en este momento. Evitemos ocasionar traumas o explicar de manera explícita la maldad existente en este mundo; enfoquémonos en reforzar y propiciar la comunicación y, sobre todo, estemos al pendiente de los cambios físicos, actitudinales y de comportamiento de nuestras babies, para que, junto con un especialista, podamos hacerles frente.
Si hoy lloras en silencio, sintiendo que el mundo pesa demasiado… aquí estoy.
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👉 Necesitas que alguien diga: “Yo también pasé por esto”.
👉 Quieres romper el tabú de la pubertad en el autismo.
👉 Crees que las mamás necesitamos más redes, menos juicios.
Porque nuestras hijas merecen un mundo que las entienda… y nosotras, un espacio para llorar, aprender y volver a levantarnos.
Te abrazo mucho y agradeceré tu abrazo. No estás sola, y hagamos que la información fluya para que, a través de ella, podamos armar un gran abrazo conjunto que nos permita seguir adelante.
Esta carta es un abrazo para ti
Con todo mi cariño,
Una Mamá que Aprende Contigo